Capitulo 3

Relato de Kevin


                   Después de haber luchado por quitármela del corazón, ella apareció para derrumbar el muro que con tanto esfuerzo había construido durante estos últimos siete años. Pero aún así, ¿podía ser ella en verdad? Había cambiado. Ambos habíamos cambiado durante este tiempo. Ya no éramos unos adolescentes. Perfectamente, podía haberse tratado de otra mujer. 
                  Pero aquellos ojos, eran inconfundibles. Cuando me miraba, conseguía que valiese la pena encontrarme con ellos porque eran los más hermosos y fascinantes que jamás he podido observar. Y su sonrisa, habría sido capaz de hacer cualquier locura para que el tiempo se detuviera, y así, poder seguir presenciándola para toda la vida. 
 Solo fueron  estúpidos deseos que nunca llegaron a cumplirse. Sin embargo, sentía la necesidad de asegurarme. En verdad, lo que necesitaba y lo que ansiaba era conocer la razón por la cual desapareció de mi vida. Aunque, después de tanto tiempo, esa pregunta había perdido su verdadero valor.
                Salí corriendo, intenté alcanzarla, pero cuando crucé la puerta ella ya no estaba. 
             Había vuelto a desaparecer. Puede que ella nunca hubiese estado ahí. Tal vez, la confundí. Tal vez, subconscientemente esperaba a que fuese ella, esperaba a volverla a ver. Que estúpido soy. Aún sigo albergando la maldita misma esperanza de entonces. Siempre la veo en mis sueños, por más que deseé todo lo contrario. Aún sigo sin poder olvidarla pero sé que algún día lo lograré. Y dejará de importarme el motivo que la impulsó a alejarse de mi lado.
                Volví a cruzar la puerta y caminé hacia la barra mientras mi jefa observaba cada uno de mis pasos con su mirada fría. Me senté en la barra. 
           Sinceramente habría esperado algún gruñido por su parte pero solo colocó una copa encima de la barra. 
                 Agarré la copa, bebiéndome hasta la última gota de un solo trago. Mi jefa, se alejó de la barra y se dirigió hacia el almacén.   

 Maichel Jackson: Dirty Diana
 
              Cuando dejé la copa vacía, sentí una mano deslizándose por mi cabello, bajando lentamente hacia el hombro, y recorriendo mi brazo con sensualidad, pero rápidamente volvió a colocar su mano sobre mi rostro. 
                Desvié la mirada para comprobar que se trataba de una mujer. Era la primera vez que me atacaban de manera tan directa.
                _ Por lo visto pretendes olvidar tus penas con el alcohol pero hay otros métodos._ Dijo al mismo tiempo que se sentaba a mi lado. 
                  No era necesario mirarla para comprobar la sensualidad que desprendían tanto su mirada, su voz, como incluso, cada uno de sus movimientos. Una mujer así era difícil de encontrar en un antro como ese. ¿Había tenido suerte?
                _ ¿Quién te ha dicho que estoy intentando ahogar mis penas?_ Le pregunté.
              Se echó a reír divertida.
                _ Es obvio._ Contestó con seguridad._ Un hombre solitario sentado en la barra, observando la copa que se encuentra entre sus manos. Yo diría que estas intentando olvidar algo o a… alguien._ Explicó. 
              Me había calado. Todo lo que había dicho era cierto. Seguramente, debía de ser el hombre más patético que se encontraba en aquel asqueroso antro.
                _ No pienso preguntarte cuáles son tus penas, ni siquiera siento interés._ Dijo mientras se levantaba del taburete. _ Pero estoy dispuesta a eliminarlas de tu mente. 
             _ Y ¿cómo tienes pensado hacerlo?_ Le pregunté dejando claro que estaba dispuesto a jugar a su juego de seducción.
                _ Todo a su debido tiempo._ Susurró.  
                  Su voz era toda una tentación. Cuando mis ojos recorrieron todo su cuerpo, supe que había caído en su trampa. Pero no me importó. Solo quería pasar una noche en la que una mujer consiguiera borrarla de mi mente. Sentir el calor de otra. Ser un capullo durante una noche. No preguntarle su nombre. No saber cuál era su pasado o conocer a lo que se dedicaba. Solo una noche con una mujer desconocida dándome lo que tanto necesitaba.

                A los pocos minutos llegamos a mi apartamento. Estaba cerca del antro donde trabajaba. Así no había tiempo para arrepentimientos. En el mismo instante que crucé la puerta, ella se me abalanzó dándome calor con sus labios carnosos. 
               Sus manos me rodearon con fiereza. Sus gemidos me excitaban hasta el punto de llevarme al clímax de la locura. Cuando se separó de mi cuerpo sin haberlo intuido, supe que estaba enganchado a ella. Me dedicó una sonrisa pícara, asegurándome que estaba dispuesta a cumplir hasta su última palabra. 
              Comenzó a quitarse la ropa mientras caminaba hacia el salón. 
                _ Esta noche haré que la olvides._ Aseguró mientras se volvía para mostrarme su cuerpo. Solo llevaba puesta la lencería. 
                Caminé hacia ella, deteniéndome a tan solo unos pocos centímetros de distancia. Tuve la tentación de preguntarle cómo había llegado a esa conclusión. Pero se llevó un dedo a sus labios, pidiendo que el silencio siguiese reinando en la habitación. 
              De un solo empujón me sentó en el sillón. A los pocos segundos, ella se colocó sobre mí. 
               Mientras, yo contemplaba su cuerpo como si fuese una diosa. Seguramente, debía ser eso porque de no ser así nunca podría explicarme como caí en sus garras.
                Sus labios se posaron sobre los míos con la misma fiereza con la que había actuado desde que cruzó la puerta. Sus manos rompieron mi camisa, dejando mi pecho al descubierto. Su cuerpo comenzó a moverse sobre el mío como si su fuego fuese imposible de ser apagado, por más que ella lo deseara. 
               Cerré los ojos, dejándome arrastrar por su pasión.

“Entonces, veamos las estrellas juntos”
 “Será un honor ir contigo”
“Solo si el destino no lo ha querido así”

  ¿Por qué estaba recordando sus palabras? Solo me atormentaba al recordarlas. Vete, desparece, no vuelvas a hacerme daño. Solo fueron mentiras, nada más que malditas mentiras. ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué no te quedaste a mi lado?  Si te hubieras quedado, yo no me habría convertido en el capullo que soy ahora. ¿Valió la pena dejarme este maldito agujero en el corazón? Algún día me dirás la respuesta. Algún día dejará de dolerme tu maldito recuerdo.  Espero que ese día llegue pronto.
                Cuando abrí los ojos, la mujer que ansiaba mi cuerpo había sido reemplazada por ella. 
              No podía ser Shaly. Era tan diferente. Es cierto que habían pasado los años pero yo sentía que era ella. Su forma de mirarme y de dedicarme su dulce sonrisa,  sin duda debía ser Shaly. Mis manos deseaban tocar su piel y mis brazos la agarraron con fuerza, mientras me perdía en aquellos ojos de extraño color. ¿Por qué seguía mintiéndome a mi mismo?
                _ No te detengas._ Gimió.
                Desapareció como si nunca hubiese estado ahí. Mis manos la liberaron al comprender que ella ya no estaba ahí. Por un segundo me odié por volver a caer en los recuerdos del pasado. Volví a rodearla con fuerza al mismo tiempo que me levantaba del sillón. Ella se aferró a mi cuerpo, apretando sus muslos contra mi cintura. La tumbé sobre el suelo y antes de volver a recordar su nombre, yo ya me encontraba sobre ella, saboreando cada centímetro de su piel mientras  gemía del placer que le producía tener mi cuerpo sobre el suyo.  
               A la mañana siguiente, la luz del sol me despertó. Me sentía exhausto. Ella no estaba en la cama. Seguramente se había marchado horas antes. Tampoco es que me importase. Mi única intención, por mal que sonase, era olvidarla con otra mujer. Y por primera vez en mi vida, esa noche lo había logrado.
Me levanté del suelo y caminé hacia el baño. Solo faltaba una hora para ir al trabajo necesitaba despejarme. Abrí el grifo del lavabo dejando que mis manos se llenasen de agua. De pronto algo captó mi atención. 
 ¿Qué era esa extraña marca que tenía en el cuello? ¿Era un mordisco? ¿Esa mujer me había mordido en el cuello?  



3 comentarios:

Carol Simmer dijo...

O.O ¡¡¡Menudo capítulo!!! ¡Ha estado increible! La música que has elegido para la escena es una pasada, las imagenes y las poses que has elegido están muy curradas y la manera de describir los sentimientos de Kevin y su rencor hacia Sally mientras se iba con otra no tiene nombre...has hecho que me meta en la situación y se me ponga la piel de gallina! Genial el capítulo, me ha encantado, creo que de momento ha sido mi favorito! ¿Qué le pasará a Kevin?
¡Quiero más!
PD: Será zorra la otra vampiresa...

Noemy dijo...

gracias :). Llevaba tiempo deseando añadir esa canción, y otra que pronto añadiré. Me alegra que te haya gustado. La verdad es que la vampiresa es mucho mas que zorra (ya lo verás, jejeje). Gracias por tu comentarios. Siempre es un placer tener por aqui. jejeje.

Nefertari_13 dijo...

ufff vaya capítulo más interesante, penita me da el pobre Kevin, está enganchado sin remedio.
A ver que le pasa ahora al pobre.
Bss

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