VAMPIRA NOVATA
12:05 |
Publicado por
Noemy |
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Aqui os traigo el capitulo 5. En este capitulo se conocerá el pasado de Katrina. Espero que os guste como ha quedado.
Capitulo 5
Allí estaba ella, sentada en el sofá a la espera de mi llegada.
Por más tiempo que transcurriera, por más horas que pasasen, yo la veía cada vez más como la criatura maravillosa que para mí resultaba ser. Era mi ángel guardián. La mujer que me acababa de ofrecer una nueva vida. Debía habérselo agradecido cuando tuve ocasión porque nunca supo lo mucho que le debía por tomar una decisión que solo la perjudicó.
_ Veo que te ha sentado muy bien la trasformación._ Comentó divertida._ Ya no pareces aquella chica asustada que conocí._ Río.
Parecía estar orgullosa, más que disfrutando de mi nueva imagen. Había dejado atrás la ropa ancha y deportiva que ocupaba todo mi armario, por una ropa un poco más ajustada y provocativa. Ya no llevaba el cabello largo sin estilo, sino que me lo había cortado dándole una forma más adecuada. Y en cuanto al maquillaje, por primera vez lo estaba usando. La dependienta supo hacer bien su trabajo.
_ Deberías saber que una vez que te cortes el cabello, éste no vuelve a crecer._ Me informó.
Me habría arrepentido si hubiese acabado con una media melena. Estaba tan a gusto conmigo misma que no me importaba lo que los demás pensasen. (Ahora que lo pienso, me había dejado de importar las opiniones de los demás. Y eso era bastante bueno después de sufrir numerosas ocasiones por dicha razón). Escogí mi nuevo yo por encima de todo, abandonando a la antigua Siera. Era una decisión irrevocable.
_ ¡Me has dejado sola! ¿Por qué no me dijiste que era inmune al sol? ¿Por qué desapareciste tan de repente? ¿Por qué no me has explicado la naturaleza de esta nueva vida? ¡Me abandonaste sin darme ni una sola explicación! ¿Cómo te has atrevido hacerlo?_ Le grité y le reproché pero ella solo se quedo sentada, observando sin ninguna emoción reflejada en su rostro. Solo mantuvo su sonrisa divertida bien enmarcada.
_ Deberías sentirte orgullosa por haber conseguido sobrevivir sin mí._ Se echó a reír divertida por la situación._ Por cierto, mi nombre es Katrina.
Su actitud indiferente me sacaba de casillas. ¿Acaso no le importaba lo que a mí me sucediera? ¡Por dios! Ella me había transformado y daba la impresión de estar escurriendo el bulto. De repente sentí un sentimiento extraño aflorar en mi interior. Podría haberse tratado de rabia pero era mucho más que eso. Cuando quise darme cuenta, me encontraba agazapada enfrente de ella y le enseñaba los colmillos como si fuese un animal salvaje. Había actuado de la misma forma que ella hizo cuando se enfureció. Dos comportamientos similares. Pensé que ella reaccionaría del mismo modo pero se quedó quieta, sentada en el sofá, sin apartar la mirada de mí. Intenté relajarme, poniéndome derecha ante su presencia.
_ Querida, debes aprender a controlar tus instintos más primarios._ Sugirió con seriedad._ Tienes la oportunidad de cumplir tus sueños._ Dijo con ternura.
Dejé caer mi cuerpo en el sofá, sentándome a su lado.
_ Hablas como si supieras en todo momento cuales son mis deseos.
_ Y es así._ Respondió entre carcajadas.
_ ¿Qué quieres decir?
_ Cuando un vampiro bebe la sangre de un mortal, los recuerdos, sueños y deseos se nos son transferidos._ Explicó._ Los vampiros tenemos algunas habilidades desarrolladas. Poseemos la capacidad de conocer en todo momento los pensamientos de los mortales. De esa manera sabemos en quién debemos confiar cuando le rebelamos nuestra identidad.
_ Espera un momento._ ¿Había oído bien? ¿Acababa de decir que soy capaz de leer la mente de los demás?
¡Oh, no! ¡Qué idiota fui! ¿Cómo no me di cuenta de ello? Cuando Kevin, el chico de al lado, apareció ante mi puerta y dijo todo aquello… ¡le estaba escuchando todos sus pensamientos! ¡Qué vergüenza! Agaché la cabeza y la escondí entre mis piernas mientras ella reía divertida por lo sucedido.
_ No tiene ninguna gracia._ Repliqué avergonzada.
Volvió a echarse a reír. ¿Se estaba divirtiendo con la conversación? A mí no me hacía ninguna gracia. Por un lado estaba confundida, por otro lado ansiosa por conocer hasta el último detalle de esa nueva vida, y también estaba aterrorizada porque desconocía el futuro que se me venía encima. Todo resultaba tan inesperado.
_ Aún debes aprender sobre esta nueva vida. Las ventajas que te proporcionan, pero también sus consecuencias._ Reflexionó._ A veces esta vida puede resultar gratificante cuando posees todo lo que siempre has querido, cuando consigues cumplir tus sueños más internos, pero…_ Cada vez su voz sonaba más y más triste._ No todas las historias que puedes encontrar en libros o ver en películas reflejan nuestra verdadera existencia. Y es por esa misma razón que voy a contarte mi propia historia.
¿Cuál era su historia? ¿Quién era realmente?
La historia de Katrina.
_Con veinte años conocí el verdadero amor y con veintiuno conocí el amargo sabor de la muerte._ Comentó con tristeza._ Vivía en un pueblo, Sunset Valley, a las afueras de la ciudad, y donde residían muy pocos aldeanos. Prácticamente era un lugar pacífico y tranquilo, donde nos conocíamos todos. Nos apoyábamos unos a otros, y nos protegíamos como una gran familia formado por ciento veinte miembros._ Explicó con una sonrisa nostálgica marcada en la comisura de sus labios._ Por esa misma razón, mi padre y alcalde del pueblo no tardó en tomar la decisión de desposar a su única hija con el ciudadano más ejemplar de Sunset Valley. Richard, un joven con un futuro prometedor. Siempre estuvo enamorado de mí desde que éramos niños pero yo solo podía ofrecerle el cariño que por él sentía. Le habría rechazado si no fuese porque mi padre tomó la decisión, y yo no tenía el valor suficiente para contradecirle, y tampoco motivos para tal fin. Solo acepté el camino que él dispuso. En esa época una buena hija debía cumplir con las peticiones de su padre aunque para ello tuviéramos que sacrificar nuestros propios deseos y sueños. _ Su voz sonaba con dolor._ Creo que nunca sentí la autentica libertad hasta que llegó él. Daniels._ Pronunció su nombre con un dolor indescriptible. Se podía ver un brillo desolador en sus ojos. Una tristeza que nunca se borró con el transcurso del tiempo._ A su lado fui amada, pude sentir la libertad en todo su esplendor y una felicidad que no he vuelto a experimentar._ Vi un hilo del mismo color de la sangre deslizarse por su suave rostro. Al principio me asuste pero cuando ocultó su rostro, comprendí que solo se trataba de lágrimas._ Se trataba de un forastero recién llegado al pueblo. Todos hablaban de su extraño comportamiento. Porque solo se le veía vagar por el pueblo durante la noche. Nadie sabía quién era realmente o cuánto tiempo tenía pensado en quedarse. Ni siquiera se molestaron en saber su nombre. Solo yo lo supe._ Torció una sonrisa forzada._ Fue la misma noche en la que visite a la familia de mi prometido junto a mi padre, con la intención de ultimar los preparativos de la boda, cuando le conocí. Al bajar del carruaje, él estaba ahí. Observándome con aquellos ojos ocultos en la penumbra. Para mí resultaba ser un ángel caído del mismo cielo. Perfecto y bello. Y en el instante en el que nuestras miradas se encontraron, supe que mi corazón le pertenecería para el resto de la eternidad._ ¿Cómo podían catalogarla de criatura sangrienta cuando era capaz de transmitir unos sentimientos tan puros?_ Una semana transcurrió hasta nuestro reencuentro. No le había vuelto a ver desde entonces, lo que me llevó a pensar que todo había sido producto de un sueño. Pero quería vivirlo nuevamente. Razón por la que visité el pueblo en numerosas ocasiones con la intención de volverme a encontrar con ese ángel, pero él nunca apareció. Sin embargo, el destino ya lo tenía todo preparado. En la misma noche del anuncio de mi compromiso con Richard, apareció en la ceremonia. Me apartó de todos los invitados, llevándome a un lugar tranquilo donde nadie nos molestase.
_ ¿Qué ocurrió?_ Estaba deseando escuchar el resto de su historia. Ella siguió hablando como si no hubiese escuchado mi pregunta. Puede que así fuese.
_ Mientras nos encontrábamos sentados en la fuente ubicada en los jardines alrededores de la mansión, estuvimos hablando. Me confesó sus sentimientos. Él no había logrado sacarse de su cabeza mi imagen, del mismo modo que a mí me había estado ocurriendo desde que nos vimos por primera vez. Nos amábamos. Algo inusual porque no nos conocíamos. Pero era demasiado joven para pensar la locura que resultaba amar a un hombre completamente desconocido. Sin embargo, estaba segura de amarle y de ser correspondida. Me prometió llevarme a su lado para estar para siempre juntos. Prometió no abandonarme. Prometió ofrecerme todo aquello que más deseaba. Pero antes debía confesarme una verdad que podría cambiar mi amor por él. Recuerdo preguntarme ¿Qué verdad podía ser esa que le arrebatara mi amor? Le juré que no me importaba nada. Le aseguré que sería capaz de ir al mismo infierno si él estaba a mi lado. No me importaba nada, solo su amor. Pero él necesitaba sacarse esa espina del corazón. Él necesitaba sincerarse a toda costa aunque después le mirase con otros sentimientos en los ojos. Sabía que sentía miedo al hacerlo. Así que decidí apoyar su decisión. Si él estaba dispuesto a confesar una verdad irrefutable, yo estaría ahí para escucharle y no abandonarle. Antes de que mi padre apareciera para interrumpirnos, él me pidió reencontrarnos en el lago del bosque a media noche. Me besó con ternura en la cabeza y se marchó en menos de un segundo. A una velocidad indescriptible. Cuando volví la mirada hacia la mansión, vi a mi padre. Me observaba en silencio. Acaso, ¿había sido testigo de todo? No. Solo se preguntó que hacía su hija sola, sentada en aquella fuente con el rubor en las mejillas. Intenté fingir que se trataba de la emoción de mi compromiso. Me besó en la mejilla, y ofreció su brazo por donde deslicé mi mano, y ambos caminamos hacia la fiesta donde yo resultaba ser el centro de atención.
_ ¿Acudiste al reencuentro?
_ Cuando llegó la hora acordada, salí de hurtadillas de la mansión y corrí hacia el interior del bosque. Había estado durante todo el día inquieta. Deseaba acudir a su reencuentro. Ansiaba volverlo a ver. Sentir sus labios en mi piel. Razón por la que corrí y corrí a toda la velocidad que mis pies frágiles me permitieron. Cuando llegué él no estaba. El miedo recorrió todo mi cuerpo y mis lágrimas estuvieron a punto de aflorar por creer que él no cumplió su promesa.
_Pero comprendí estar equivocada al verle aparecer en la oscuridad de la noche. Corrí hacia él. Nos fundimos en un abrazo. Sus brazos rodearon mi cintura con tanta fuerza, entendiendo que él también sentía miedo por perderme. Era inevitable. Nos amábamos y eso no cambiaría nunca. Ni siquiera cambió cuando me confesó su terrible secreto. Era un hijo de la noche, un vampiro que había vagado durante siglos acompañado de la soledad hasta que él me encontró. El vampiro más antiguo, el primero que hubo en la historia. No dudé ni un instante en responder que estaría a su lado para la eternidad cuando me la ofreció. Sonrió. Y mientras seguía abrazándome con todas sus fuerzas, apartó el cabello de mi cuello con delicadeza. Acarició mi piel con la punta de sus dedos. Un tacto frío como la misma nieve. Besó mi cuello con ternura. Y ante mi sorpresa clavó sus colmillos con frenesí. Bebiendo hasta la última gota de sangre.
_Cerré los ojos, dejándome llevar por aquella sensación única y extraña._ Hizo una pausa corta. Seguramente en su mente estaban vigentes las imágenes de su pasado._ Al abrir los ojos ya no era la misma. Me había otorgado la eternidad. Habría sentido miedo si no fuese porque él estaría a mi lado. Ya nada nos separaría. Qué ingenua fui al pensar aquello. Mi padre apareció ante nosotros, seguido por varios aldeanos con antorchas y armas en sus manos. La rabia invadía a mi padre. Me siguió cuando salí de la mansión. Ya sabía lo que ocurría. Sabía que era Daniels desde un principio, y en lo que me acababa de convertir. Lo comprendí cuando pronunció mi nombre con dolor. Para él, su hija ya no se encontraba delante de sus ojos. Intenté detener aquella muchedumbre furiosa cuando se alzaron contra nosotros dispuestos acabar con nuestras existencias. Rogué que se detuvieran. Lo rogué mil veces pero no me escucharon. Estaban ahí por un objetivo que estaban dispuestos a cumplir a toda costa._ Su voz sonaba con cierto recelo, dolor y puede hasta con rabia. De ese modo supe cual era el final de su historia._ Todo ocurrió demasiado deprisa. Aún sigo intentando recordar lo sucedido. Solo sé que Daniels estaba entre mis brazos con una estacaba atravesando su pecho. Nos rodeaban cadáveres desmembrados, de entre los cuales se encontraba mi padre. Le miré a los ojos que aún seguían abiertos con el horror reflejados en ellos. Sentí odio al verle, un odio que aún sigue vigente en mi corazón hasta el punto de formar parte de mi ser. Pero cuando sentí la mano de Daniels sobre mi rostro ese sentimiento desapareció. Él era el único que conseguía sacar de mi la parte buena por la cual se había enamorado. Me miró con tristeza en sus ojos. Supe en ese instante que él ya no iba a poder cumplir su promesa. Le arranqué la estaca de su pecho, lanzándola lo más lejos de nosotros. Ya era demasiado tarde. Movió sus labios para dejar salir unas palabras que nunca debió pronunciar. “No derrames lágrimas por mí porque nos volveremos a encontrar”. Su mano calló sobre la hierba.
_Le abracé con todas mis fuerzas. Me lo arrebataron. ¿Por qué el destino quiso ser cruel con nosotros? Acaso ¿cometí un crimen por amar a una criatura tan perfecta?
_Su cuerpo se transformó en ceniza que la brisa me arrebató de mis manos. No dejó nada más que el amor que sintió por mí y unos maravillosos recuerdos que seguirán perdurando en mi memoria. Y aunque pase siglos, yo le seguiré amando. Sin embargo, una pequeña parte de mí le odia por no haber cumplido la promesa que me hizo. Le odia por dejar que esta soledad me haya acompañado durante toda la eternidad._ Volvió a deslizarse una lágrima por su rostro.
Ahora comprendía la razón por la cual me regalo esta nueva oportunidad. Quería abandonar la soledad que tanto la acompañó. Solo deseaba encontrar una compañera con la que compartir el resto de su existencia. Ya no podía reprocharle nada, porque a pesar de ser un acto egoísta aún así había tenido una buena razón para hacerlo. Corrí hacia ella, sentándome a su lado. Coloqué mi mano sobre la suya. Ella volvió la mirada sorprendida. Entonces, torcí una sonrisa compasiva y la miré a los ojos con toda mi ternura.
_ Nunca más volverás a estar sola. Yo me encargaré de ello._ Me sinceré.
_ Gracias._ Respondió entre sollozos.
Ella siguió derramando lágrimas pero una sonrisa suya demostraba lo agradecida que estaba al escuchar mis palabras más sinceras. Fue la primera vez que comprendí que yo tampoco me encontraba sola estando a su lado. Cuanto me habría gustado decírselo.
Se levantó, poniéndose de pie. Se secó las lágrimas con la mano pero no se había deshecho de su sonrisa. Extendió su mano. Volví a colocar mi mano sobre la suya, ayudándome a levantarme del suelo.
_ Es el momento de empezar con tu primera lección._ Comentó con seguridad.
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