VAMPIRA NOVATA
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Publicado por
Noemy |
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Capitulo 3
¿Cómo había llegado a suceder todo aquello? En veinticuatro horas había sufrido un accidente en el que estuve a punto de morir, mi físico había cambiado por completo y a penas no conseguía reconocerme delante del espejo, y ahora estaba frente a una mujer vestida de negro que acababa de asegurarme que ella me había salvado de la muerte. ¿Podía ser todo producto de un terrible sueño? Sin embargo, yo sentía que no era así. Ante mí se hallaba una verdad a punto de revelarse.
_ ¿No vas a decir nada?_ Preguntó intrigada._ Si estuviera en tu lugar tendría muchas preguntas que hacer._ Comentó divertida.
Se levantó, quedándose de pie mientras yo seguía sentada en el suelo sin poder moverme. No podía reaccionar. Levemente levanté la mirada, mis ojos se encontraron con los suyos. Un color carmesí. ¿Qué era ella? Era imposible. Debía estar soñando. Nada de eso tenía sentido.
_ ¿Aún no te has dado cuenta de lo que eres en realidad?_ Preguntó alzando la ceja mientras me revisaba de arriba abajo.
_ Lo qué soy en realidad_ Repetí intentando pronunciar cada una de esas palabras como si no tuviesen el significado que tanto evitaba comprender.
_ Cariño, eres un vampiro._ Soltó de repente, dejando caer las palabras como si fuesen una bomba.
Lentamente me levanté del suelo, sin mirarla. De repente estallé a carcajadas mientras ella me miraba perpleja. Ahora, ella era la sorprendida.
_ Yo una vampira._ Repetí incrédula._ Estás loca.
Se cruzó de brazos, torciendo al mismo tiempo una sonrisa divertida.
_ ¿Estás segura de ello?_ Dejó que el silencio reinase durante unos pocos segundos._ ¿Cómo podría demostrártelo?_ Se preguntó a sí misma en voz alta con la intención de que yo la escuchara.
De repente su sonrisa se volvió siniestra y fría como el hielo. Con su uña afilada, cuyo color hacia juego con su vestimenta, se araño profundamente el brazo dejando salir un hilo de sangre que fue recorriendo su piel. Su sangre tenía un color carmesí intenso y bello. Su forma de desplazarse sobre la carne me hipnotizaba. El aroma de su sangre envolvió el ambiente, sintiéndola en cada fibra de mi ser, y provocando un ardor insoportable en la garganta, como si fuesen miles de agujas penetrando la carne. ¿Qué me estaba pasando? Cuando volví a la realidad mis labios estaban posados sobre su piel y su sangre corría por el interior de mi garganta. Me solté, alejándome de su lado lo más rápido que mis pies permitían. Limpié mi boca con la mano, manchando la piel de aquel líquido carmesí. Ella me observaba en silencio, sonriendo satisfecha por conseguir lo que se había propuesto.
_ ¿Qué-me-has-hecho?_ Pregunté lentamente mientras observaba mis manos manchadas. Había bebido su sangre. Con la punta de los dedos toqué lo que era… ¿colmillos? ¿Tenía colmillos?
_ Tranquila, solo saldrán cuando tengas que alimentarte._ Explicó sin importancia.
_ ¡Tengo colmillos! ¿Qué me has hecho?_ Volví a exclamar mucho más alterada de lo que me había encontrado unos segundos antes.
_ Solo lo que tu deseaste, querida._ Respondió con tranquilidad.
Supe en ese preciso instante que en el momento en el que tía Elis descubriese lo que era, acabaría con una estaca en el pecho. Iba a ser la primera vampira en morir antes de conocer hasta el último detalle de esa vida.
_ ¡Yo no pedí convertirme en un monstruo!_ Grité.
Apareció delante de mí, a unos pocos centímetros en menos de un segundo. Se había movido con tanta rapidez que apenas mis ojos habían sido capaces de percibirlo.
_ Ten cuidado con tus palabras._ Gruñó furiosa. Era como estar delante de un animal, y yo fuese su presa. Ella mostró aquellos colmillos relucientes, tan afilados y deseosos de ser clavados en la carne. Su rostro se relajó al ver el miedo en mi mirada, al ver mi cuerpo temblar._ Críticas este nuevo mundo que te he regalado sin saber las ventajas que éste posee._ Reflexionó.
_ ¿Qué ventaja puede tener ser un vampiro?_ La cuestioné.
Se echó a reír ante mi pregunta. Por lo visto parecía ser demasiado estúpida para tomarla en serio.
_ Lo descubrirás más adelante._ Respondió mientras sus ojos estaban fijos en el exterior, observando como la luna se escondía para dejar paso al sol. Por su mirada comprendí la nostalgia de volver a ver un amanecer. Volvió la mirada. Me sorprendió ver la rapidez en la que había hecho desaparecer aquel sentimiento de las facciones de su rostro, como si hubiese sido producto de mi imaginación._ Querida, lo siento pero debemos dejar esta conversación por el momento.
_ ¿Cómo se supone que yo voy a …?
Antes de poder terminar la frase ella ya había desaparecido.
¿La velocidad formaría parte de ser vampiro? Y ¿cómo iba a sobrevivir desconociendo esta nueva vida? Lo único que sabía de los vampiros era todo lo que había leído en los libros y visto en las películas, pero ¿hasta qué punto eran ciertas? Bueno, también es cierto que nunca imaginé que la existencia de vampiros fuera cierta. Entonces, ¿qué debía hacer? Estaba amaneciendo. Podía percibir los rayos del sol abrasar mi piel, al menos que fuese paranoia. Debía moverme rápido antes de acabar calcinada.
Corrí por toda la casa agarrando toallas, camisetas viejas y trapos sucios del costurón de la ropa, y con ellas cubrí todas las ventanas para evitar que la luz traspasase. Había visto demasiadas películas y leído demasiados libros para saber que los vampiros no son inmunes al sol. Y después de ver como aquella mujer desaparecía a la velocidad de la luz al ver cerca el amanecer, sabía que era mejor no correr el riesgo. Tardé bastante en cubrir las ventanas, pero justo a tiempo de evitar el amanecer en todo su esplendor. Me quedé de pie, en medio del comedor. ¿Qué debía hacer? ¿Esperar a que anocheciera? Menudo aburrimiento. Necesitaba averiguar más cosas de ser un vampiro. Puede que a lo mejor no era tan malo como parecía. Agarré todos los libros sobre vampiros que había comprado a lo largo del tiempo. Poseía una buena colección de autores desde Stephen King hasta Stephenie Meyer, Charlie Harris,… y muchos más. Los volví a releer para entender que apenas me servían de algo. Ni siquiera las películas podrían facilitarme la información que yo andaba buscando. Necesitaba otra fuente. ¿Y qué mejor que internet? Me senté delante del ordenador.
Había cientos de páginas que hablaban sobre los vampiros pero solo una captó mi atención. En esa web estaba especificada bastante información, y muy interesante. En primer lugar: “Los vampiros son hijos de la noche, criaturas nocturnas que se alimentan a través de la sangre. Sin ella, solo consiguen morir a lo largo del tiempo.” Recordé como bebí la sangre de esa chica. Me dio arcadas solo de volver a recordar aquella imagen. La sola idea de beber sangre humana me aterrorizaba. ¿Existiría otra alternativa? Sí, por supuesto. “Éstos pueden lograr saciar su sed ingiriendo sangre de animales.” ¿Hasta qué punto sería capaz de matar a un animal? ¿Y cómo sabría usar los colmillos en caso necesario? La odiaba por haberme dejado abandonada cuando más la necesitaba. Seguí leyendo en busca de más información. “Si un humano es convertido en vampiro, éste no deberá separarse de su amo hasta que se lo ordenen porque en el caso contrario el transformado puede morir” ¡Mira que gracia! ¡Pues se había marchado cuando vio aparecer el sol! “La mayoría de los vampiros poseen una gran velocidad, fuerza increíble y son capaces de controlar las mentes y leer los pensamientos de los humanos” Eso de leer las mentes no era mala idea. Proseguí leyendo.”Duermen durante el día en tumbas, mausoleos, o lugares donde puedan prevenir el sol.” ¿Y donde encuentro un lugar así? “Son seres extraordinarios que viven en las historias sobrenaturales que los autores más ilustres de ciencia ficción y fantasía han conseguido plasmar con tanta belleza, y nos han introducido en un nuevo mundo que solo existe entre líneas.”
_ ¡¿Qué!?_ Grité alterada._ ¡Pues yo acabo de convertirme en uno!_ Volví a gritar furiosa. Apenas había conseguido obtener información pero por lo menos sabría cómo empezar.
Me levanté dando un golpe al escritorio. Estaba indignada, incluso me sentía frustrada. Acababa de convertirme en vampiro y apenas sabía cómo sobrevivir durante el día. Si es que la chica, de quien desconocía su nombre, volvía a aparecer. Y ¿Si me había dejado en la estacada? ¿Cómo sobreviviría? Y ¿qué explicación le iba a dar a tia Elis cuando me viese tan cambiada?
De repente golpearon la puerta de la entrada. ¿Quién podía importunarme tan pronto? Y ¿si se trataba de la policía? Ahora sí que los nervios estaban aflorando en mi interior. Si se empeñaban en llevarme a comisaria no querría experimentar el dolor que iba a sentir cuando me envolviese en llamas delante de ellos y acabara convertida en ceniza. Iba a ser todo un espectáculo. Volvieron a golpear la puerta y yo debía tomar una decisión cuanto antes. ¿No abrir la puerta? Eso podría suponer que el agente acabase informando de lo ocurrido a tia Elis y, bueno, el resto prefería no saberlo. Y ¿si abría? Podría esconderme del sol tras la puerta y con alguna excusa podría evitar ser calcinada. Volvieron a golpear la puerta. Ya estaba demasiado nerviosa como para aguantar tanta insistencia.
Me dispuse a salir de la habitación. Inconscientemente, en menos de un segundo crucé casi toda la casa hasta acabar enfrente de la puerta. ¿Cómo lo había hecho? Ni siquiera me había percatado de ello hasta que encontré la puerta en mis narices. Volvieron a golpear la puerta.
Coloqué la mano en el picaporte, con los nervios a flor de piel, pasando miles de pensamientos por mi cabeza (y ninguno era bueno), lo giré con lentitud al mismo tiempo que tiraba de la puerta dejando salir un poco de luz del exterior. Estaba equivocada, no era la policía quien se encontraba al otro lado sino la persona que menos habría imaginado. El chico de al lado, mi nuevo vecino, se encontraba enfrente de mí, mirándome con aquellos ojos color chocolate. ¿Qué hacía en la puerta de mi casa?
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