Aqui traigo la segunda parte del capitulo 6 de Vampira Novata.

Capitulo 6: Parte 2
Había tomado una decisión y no iba a dar marcha atrás. Y si no me creéis, os diré que acabé en la puerta del instituto haciendo cola para entrar. Nadie se percató de mi presencia. 
Un punto a mi favor. No quería que me viesen antes de tiempo. Mi entrada debía de ser a lo grande. Y de admitir que lo logré.
Cuando crucé la puerta de clase, todos los ojos se posaron en mi entrada. Me sentía como una actriz de cine que camina por la gran alfombra roja. Todos mirándome. 
 
 Y por primera vez, no se trataban de miradas de asco o desprecio. Seguí caminado mientras todos se embobaban conmigo. No hubo murmullos, sino todo lo contrario, por fin podía disfrutar del silencio. 
Me senté en el pupitre de siempre mientras mis ojos se agrandaban ante la gran sorpresa. Pero ¿qué veía mis ojos? 
 El chico a que le había cerrado la puerta en las narices estaba delante de mí. Deseé que la tierra me tragara pero debía ser fuerte. Sí, ahora era una persona completamente distinta. Pero esa fortaleza peligraba cuando no dejaba de mirarme. ¿Qué le pasaba? Acaso ¿pretendía vengarse de mí poniéndome nerviosa?
_ Así que vamos a ir juntos a clase._ Comentó torciendo una sonrisa llena de satisfacción.
¿Qué debía de contestar? Después de gritarle y cerrarle la puerta en las narices, ninguna contestación sería lo bastante válida para hacer borrar ese recuerdo. 
 _ Me llamo Kevin._ Volvió a repetir.
_ Sí lo sé._ ¡Por fin una respuesta! Por fin unas pocas palabras salieron de mi boca. Esto ya resultaba demasiado embarazoso.
_ Ahora es cuando me dices tu nombre._ Insistió.
Antes de poder decirle mi nombre, Lizz apareció a mi lado junto con Amber. Se sentó la silla de al lado sin dejar de mirarme. 
 ¿Pretendía darme la bienvenida o se trataba de algo peor? Dado que se trataba de una arpía, cualquier precaución era poca. Seguramente una cruz y algunas palabras en latín la alejarían de mi lado como la bruja, arpía y el mismísimo demonio que resultaba ser. Creo que he es evidente lo mucho que la odio.
_ Hola, me llamo Elizabeth pero puedes llamarme Lizz. Ya sabes, como Lizz Taylor._ Se echó a reír.
Desde luego no podía ser más idiota. Menuda forma de presentarse. ¿Qué se pensaba? ¿Qué se trataba de la entrevista de una revista prestigiosa? Aparte de ser un bicho, también resultaba que no era tan inteligente como había supuesto. La gente no tarda en sorprenderme.
_ Y dime, ¿Cuál es tu nombre?
_ ¿De verdad no lo sabes?_ Me apetecía jugar con ella._ Soy Beth, la prima de Siera. ¿Te acuerdas de ella?_ Su sonrisa se borró de repente. Claro que se acordaba de ella. ¿Cómo iba a olvidarse del payaso del instituto?_ Algo me dice que no te has olvidado de ella.
_ Así que eres su prima._ Repitió un poco sorprendida._ Pero no eres ella.
_ ¿Hay algo de malo ser como ella?
Lizz estalló en carcajadas. Por lo visto había algo mal en Siera y no lo había visto. Pero ¿qué se estaba creyendo? Le iba a borrar esa idea de reina del baile que tenía en la cabeza. ¡Menuda idiota! Como disfrutaría clavándole los colmillos.
_ Todo._ Contestó riéndose._ Pero tú no eres como ella.
_ Es cierto, no peso 70 kg ni esto llena de acné, y por supuesto, no llevo gafas. Tienes toda la razón._ Comenté intentando no explotar, pero no lo conseguí._ Levántate de esta silla y lárgate de mi vista. ¡Ya!_ Exploté.
Ella se levanto como le había pedido (lo más amable posible) pero no estaba dispuesta a ser humillada tan fácilmente. 
 Por lo visto, deseaba luchar esta nueva guerra que acababa de empezar. Y yo, no iba a rendirme. No, esta vez. Me levanté para enfrentarme a ella, dejándole entender que esta vez su trono corría peligro.
_ ¡Eres una pringada como tu prima!._ Gritó llevándose una mano a la cara para hacer un gesto que odiaba,  con la única intención de humillarme en clase.
 _ ¿Te crees superior a los demás? No eres más que una arpía que trata al resto de las personas como basura. Y ¡tú eres la basura!_ Le grité._ No creas que vas a humillarme como al resto. Esta vez te has equivocado de persona.
_ ¿Y qué va hacer una pringada como tú? No tienes agallas._ Me enfrentó.
Antes de darle tiempo a ver mis intenciones, me lancé sobre ella. Las dos comenzamos a pelear como animales. La empujé repetidamente, me quedé con algunos mechones de recuerdo, y le pateé el trasero. Max no hizo nada para detenernos, solo se levanto y se alejó del alboroto. Daba la impresión de ser un chico bastante cobarde.
 Cuando se levantó del suelo, farfulló algunas palabras que no escuché a causa de los aplausos de los que habían sido víctimas de sus humillaciones. Salió corriendo de clase, mientras Amber seguía sus pasos. Algo me decía que la cosa no iba a quedar ahí.
De repente volví a sentir ese dolor en la garganta. Por lo visto, la pelea había despertado el hambre y ahora tenía unas ansias incontrolables de beber sangre. Estaba en el lugar menos indicado. Salí corriendo ante las miradas extrañadas de todos los que se encontraban en aquella aula.
Corrí lo más deprisa que pude. Era de día, por lo que Katrina no estaría para apagar la sed. Y no había animales cerca para clavarles las garras (y dudaba de ser capaz de hacerlo). Seguí corriendo mientras me llevaba la mano a la garganta. Estaba empezando a dolerme esta necesidad, como si se tratasen de cientos de agujas atravesando la piel. Tenía que detener esa sed antes de que fuese demasiado tarde.


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