Siento haber tardado pero aqui traigo el siguiente capitulo. En este capitulo hay algunas poses que he creado (a ver si podéis adinvinar cuales son jajajaja). A partir de ahora la vida de la protagonista va a seguir por un rumbo diferente y nuevos personajes van surgiendo para involucrarse en la vida de Beth. :)
Espero que os guste el capitulo. ^^
BESOS.


              
               Llegué a la guarida, un bar de mala muerte. El dueño supo escoger el nombre adecuado para aquel lugar frecuentado por tipejos de todas clases.
            Era la primera vez que pisaba un antro de ese calibre. Apostaba que iba a ser la única mujer que lo pisara y no me equivoqué. Pude comprobarlo cuando crucé la puerta. 
          Todos los hombres se me quedaron mirando, algunos con deseo, otros perplejos y, por supuesto, algunos molestos por mi presencia. 
            No me importaba la manera en la que sus ojos estaban puestos en mí. Seguí hacia adelante, caminando mientras les sentía, hasta que llegué a la barra donde el barman trabajaba ignorando mi presencia.
               El único hombre que no se había molestado en mirarme. Me senté en uno de los taburetes.
                _ Las mujeres no son bien vistas en este lugar._ Comentó sin levantar la mirada.
               _ ¿Cree que eso va a impedir que yo esté aquí?_ Repliqué con sarcasmo.
                _ ¿Qué quieres?_ Preguntó con brusquedad. 
               _ Estoy buscando a una persona.
                 _ Oye, muñeca.
                Detrás de mí apareció un hombre que apenas podía mantenerse en pie a causa de la cantidad de alcohol que había consumido. Su aliento era repugnante, pero no era lo que más me irritaba. 
                _ Si vuelves a llamarme muñeca te rompo la cara._ Le avisé.
                _ ¿Me estás amenazando? Hip-hip-hip._ Replicó.
               _ Solo es un aviso.
                _ No seas testaruda. Solo quiero invitarte a una copa, muñeca.
              Le había avisado. Me levanté del asiento y antes de darse cuenta cuales iban a ser mis intenciones, le propiné un fuerte rodillazo entre sus partes.
            Dejándole k.o al instante. Cayó de rodillas al suelo mientras le daba la espalda y me sentaba nuevamente en la barra. 
                    _ Me-ha-matao._ Dijo lentamente y con voz aguda, mientras llevaba sus manos a su entrepierna y se retorcía del dolor.
                _ Estoy buscando al dueño._ Respondí como si la escena anterior no hubiese transcurrido.
               Levantó la mirada extrañado. Seguramente por mi actitud indiferente.
                _ ¿Podrías decirme dónde se encuentra?_ Volví a insistir.
                _ ¿Por qué lo buscas?
                     _ ¡Oye, tú! Mi amigo no te ha hecho nada.
                    _ Solo molestarme_ Repliqué con seguridad.
                Cuando quise darme cuenta tenía otro tipejo más a mi espalda. Sin lugar a dudas, era el lugar perfecto si alguien buscaba pelea.
No me molesté en moverme del asiento. Levanté el brazo con gran rapidez al mismo tiempo que cerraba el puño con firmeza, y, acto seguido, le di un fuerte puñetazo en la cara. 
 A los pocos segundos, cayó al suelo inconsciente mientras todos los hombres que se encontraban en el local se quedaban sorprendidos por la escena. En cambio, no pude apartar la mirada del barman que actuaba con normalidad. Como si ya hubiese presenciado en numerosas ocasiones actuaciones como esa.
                _ No estoy para juegos así que más te vale dejarme tranquila._ Le avisé, aunque esta vez el aviso iba después del ataque. 
              _ Estoy esperando tu respuesta así que no me hagas esperar._ Soltó el barman que seguía actuando con toda normalidad.
                Podía sentir a mi espalda las miradas de aquellos tipejos, quizá inyectados en odio o simplemente temor. Pero no apartaban la mirada de mí.
                _ Tom Reeve me envía._ Respondí sin que me temblara la voz al pronunciar su nombre porque hacerlo me dolía mucho más que cualquier herida que pudiera tener en mi cuerpo. 
                     De repente, el barman caminó alejándose de la barra hasta situarse al otro lado. 
                _ ¡El bar acaba de cerrar sus puertas! ¡Salir de aquí inmediatamente!_ Les gritó a todos sus clientes. 
             Me sorprendió su actitud repentina pero aún más ver como aquellos tipejos se levantaban de sus asientos y salían del antro sin rechistar.
                _ Unos niños muy obedientes._ Me burlé.
                A pesar de escuchar mis comentarios, ellos siguieron su camino sin mirarme. ¿O respetaban demasiado al barman o le temían? No tardaron más de un minuto en salir despavoridos, dejándonos completamente solos.
                _ Ahora que no hay nadie para molestarnos…
                _ ¿Vas a decirme dónde se encuentra?_ Pregunté con  sarcasmo.
                Rápidamente se volvió y caminó hacia el interior de la barra. Sobre ella colocó unas llaves y sin decir nada, caminó para ponerse nuevamente detrás de ella. Se agachó durante uno segundos para después levantarse con un viejo maletín marrón que cuidadosamente dejó caer sobre la barra para que yo lo observase. 
             _ He de suponer que si Tom te ha enviado hasta aquí es porque…_ No siguió hablando, seguramente para no abrir más la herida que tenía en el fondo de mi corazón._ Lo que hay dentro de este maletín es lo que dejó para ti.
                _ ¿Qué hay?
                _ Tom quería que yo guardase sus pertenencias._ Explicó con seriedad.
               _ ¿Qué tienes que ver con Tom?
                _ Me imagino que sabes a lo que se dedicaba, ¿no?
                Asentí. Podría haberle dicho que yo también me dedicaba a lo mismo pero… no estaba segura si debía confiar en él hasta ese punto. 
            _ Los cazadores tienen una vida limitada. Muchos no sobreviven porque acaban muertos. _ Comentó.
                _ No me has respondido a la pregunta.
                _ Yo soy lo que se podría catalogar como una caja fuerte para los cazadores. Me encargo de custodiar sus armas, el dinero que ganan con las recompensas que la sociedad de cazadores ponen a las criaturas más peligrosas o, simplemente, me encargo de guardar aquello que ellos consideran importante. ¿Entiendes?_ Explicó._ Esa es la única relación que existe, que ha existido, entre Tom y yo. Pero si te he de ser sincero. Era mucho más que un cliente. Para mí era un amigo muy querido a quién le debía la vida._ Dijo con cierto tono de pena en su voz._ Y por esa misma razón te ayudaré en lo que necesites pero no pienso involucrarme en el mundo de los cazadores.
                _ Tranquilo, no pensaba hacerlo.
                No había sido necesario decirle que yo también era una cazadora, él ya lo sabía.
                _ Te proporcionaré aquello que me pidas pero nada más. Empezando por el alojamiento. _ Con la mirada señaló las llaves, pidiéndome en silencio que las cogiese._ Esas llaves pertenecen a un apartamento que Tom me pidió que adquiriese hace bastante tiempo. Desconozco el estado en el que se encuentra.
                Lentamente caminé, paso a paso, hacia las pertenencias de Tom. 
                Cogí las llaves y el maletín, y con las manos llenas me volví para darle la espalda.
                _ El edificio está muy cerca de aquí. Solo tienes que cruzar la siguiente calle, no tiene perdida. _ Comentó._ Pero por si tienes mala orientación…
                ¿Se estaba burlando de mí? Maldito cretino.
                _ Calle 325 de la avenida Sand Sunny, el edificio número 13.
                _ ¿El 13?_ Repetí sorprendida. Un número adecuado, ¿no?
                 _ Espero no volverte a ver por aquí._ Soltó con seriedad.
                _ Dudo que tengas esa suerte._ Le respondí con mordacidad.
               
MINUTOS MÁS TARDE (En el edificio de apartamentos)

                Cuando dijo que el edificio de apartamentos estaba cerca de aquí nunca me imaginé que estuviera enfrente de la guarida. Podría haberse ahorrado tanta palabrería y haberme indicado correctamente donde se encontraba pero prefirió ir con rodeos.
                Entré al interior, cerrando la puerta a mi paso.
                   El apartamento era pequeño pero eso era lo de menos. 
        Es cierto que durante muchos años estuve viviendo en una casa inmensa y aquel apartamento me recordaba más a una pequeña celda pero no podía permitirme el lujo de rechistar y ser una señorita. A fin de cuentas era el lugar que Tom había escogido y que por alguna razón me lo había cedido. Seguramente supo prevenir su futuro. No era de extrañar, él siempre se adelantaba a los acontecimientos para que éstos no le sorprendieran.
                Coloqué el maletín sobre la pequeña mesa de café. 
          No sabría explicarlo pero de alguna manera algo me impedía que mirase en el interior. Debería haber hecho caso a mi instinto porque lo que hallé fue mucho más doloroso de lo que imaginé. Dinero y una pequeña carta.  
               Tom, de alguna manera, siempre conseguía sorprenderme. En verdad, por más tiempo que hayamos pasado juntos, nunca he sabido cómo pensaba. Sabía ocultar a la perfección todos sus pensamientos. Para mí siempre ha sido y seguirá siendo todo un misterio.
                Me dejó todo lo que necesitaba: un apartamento y todo el dinero necesario para salir adelante. ¿De verdad pensaba solucionar mi vida de esa manera?  Realmente nunca entenderé porqué me ofreció la oportunidad de empezar de nuevo cuando él conocía el motivo que me impulsaba a seguir siendo una cazadora. Pero en el fondo, ni siquiera estaba segura si la venganza era mi verdadero motivo. Tal vez, siempre estuve equivocada. Y eso… lo supe más tarde.
                El sonido de unos golpes en la puerta me hizo aterrizar en el acto, abandonando mis pensamientos. ¿Quién podía ser? Solo había una persona que sabía dónde me encontraba. Seguramente había optado por hacerme una visita después de nuestro primer encuentro. Pero nuevamente estuve equivocada. Nunca pensé encontrarme con aquella persona al otro lado de la puerta. Ni siquiera me habría imaginado que esa persona me brindara su sonrisa sin ningún tipo de intención oculta. ¿En verdad puede existir en este mundo una persona cuya alma sea  tan bella? Pensé que su existencia era imposible que pudiese existir pero cuando la conocí supe que en verdad siempre he estado equivocada.
                _ Hola, soy tu vecina de enfrente._ Soltó sin dejar de sonreír._ Me llamo Lily.
                _ Yo…, em. _ Me había dejado sin palabras. Nunca antes me habían abordado de esa manera tan directa.
                _ ¿Y tu nombre?_ Preguntó
                _  Beth._ Le respondí. 
                _ Arréglate en un momento y salgamos a celebrar que acabas de convertirte en mi vecina de enfrente. _ Dijo sin detenerse a respirar. Hablaba a toda velocidad y con una energía increíble.
                _ Debes disculparme pero yo…
                _ No hay problema con ello.
                Antes de darme cuenta se volvió y caminó hacia la puerta de enfrente. A los pocos segundos apareció en mi apartamento con ropa entre sus manos. 
                  ¿No tenía pensado en darse por vencida? Menuda mujer tan testaruda.
                _ No es necesario que me la devuelvas. Esta ropa me la regalaron en mi trabajo._ Explicó sin dejar de sonreír.
                _ ¿Trabajo?_ Cada vez me desconcertaba más.
                _ Soy modelo. _ Respondió orgullosa de sí misma._ Venga, no tardes y salgamos que la noche es joven.
                Fácilmente consiguió convencerme. Apenas nos conocíamos y ya me trataba como si fuéramos grandes amigas. Algo debía andar mal en ella o…, puede que siempre haya sido yo la que tuviese algo mal.
            Era la primera vez que alguien me trababa de esa manera y, por raro que parezca, me estaba empezando a gustar.
                Cuando salí del baño, ella me esperaba con los ojos abiertos como platos del asombro. Sus ojos me revisaron de arriba abajo. 
                _ ¡Estas alucinante! Podrías ser modelo ¿lo sabías?
                _ Mejor no._ Repliqué con brusquedad.
                Pero no le importó mis palabras. Ella siguió mirándome asombrada.
                _ Ahora, vayamos al mejor club de la ciudad.
                Iba a ser una noche larga e interesante que me hubiese gustado repetir en más de una ocasión si el tiempo me lo hubiese permitido.  






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