Aqui llega el capitulo 9. Este capitulo va acompañado de una canción que la considero perfecta para esta historia.Una canción de Whitin Temptation llamada "Where is the Edge". Podéis encontrarla en el pequeño aipod. Espero que disfrutéis este capitulo.

Capitulo 9
           El aroma a sangre se intensificó. Incluso, podía percibir la muerte aproximándose. De dos caminos, escogí el erróneo. Las manos me temblaban por ser incapaz de arrebatar la vida a aquella bestia que antes había sido una chica corriente. Era cierto que estaba asustada, incluso, el miedo me invadía pero no quería rendirme ante la muerte. No quería morir así de fácil.
            Preparé todo mi ser para el ataque. Ella se abalanzó sobre mí provocando que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Mis ojos se clavaron en la mirada feroz de Lizz. Sus ojos aclamaban sangre y anunciaban mi muerte. En el fondo era consciente de las pocas posibilidades que poseía. Nunca había peleado contra alguien, ni siquiera había tenido esa suerte. Era un animal indefenso a punto de ser devorada por una criatura mucho más fuerte que yo, o por lo menos con más ansias de matar.
            Pero toda aquella sensación, todo aquel miedo y temor, desapareció cuando la vida se desvaneció de los ojos de Lizz. 
                 De sus labios salió un hilo de sangre que fue deslizándose por su pálida piel. En su vientre comenzó a salir una mancha oscura de color carmesí a causa de la silueta de una mujer que le había clavado las uñas. La muerte finalizó su trabajo, pero no fue a mí a quien se llevó. Le había atravesado la cabeza con una enorme espada, cuyo filo ensangrentado brillaba a la luz de la luna. Estaba horrorizada ante aquella escena. La primera vez que presenciaba la muerte en todo su esplendor.
            Su cuerpo calló bajo mis pies dejando ver la figura que había finalizado su vida. 
           Katrina estaba enfrente de mí, sujetando la espada con la que acababa de manchar sus propias manos de sangre. No se inmutó. Solo observó el miedo reflejado en mis ojos, mientras yo veía el cadáver yacente de Lizz bajo mis pies, manchando el verde césped con su sangre. Había salvado mi patética existencia. Había aparecido en el momento oportuno. Cumplió la promesa que daba por perdida. 
            _ Tenemos que marcharnos._ Soltó de repente.
            _ Yo... ¿Cómo…? ¿Por qué…?
              Demasiadas preguntas surgieron y ninguna fue contestada. Ella me agarró del brazo con fuerza y me levantó bruscamente. Me arrastró hacia un coche que estaba aparcado enfrente de casa. Un descapotable rojo metalizado esperando  nuestra llegada.
            _ No tenemos tiempo que perder._ Dijo inquieta.
            _ ¿Qué ocurre?
            No contestó, solo me empujó al interior del coche y, segundos después, se subió para colocarse delante del volante. Comenzaron a caer gotas que golpearon todo mi cuerpo y el interior del vehículo, acompañado de truenos y rayos. Era como si el mismo cielo, que había sido testigo de la tragedia, llorase enfurecido por lo sucedido.
Tiró la espada a los asientos de atrás, arrancó el motor, puso la primera marcha, y piso el acelerador a fondo. Nos alejamos de casa a una velocidad indescriptible hasta que llegamos al puente del pueblo donde detuvo en seco el coche. 
 Los faros iluminaron una figura negra de cabello blanco como la nieve, situado enfrente de nosotras. Cuando la miré con detenimiento comprendí que esa figura ya la conocía de antes. Sus ojos carmesí ya los había visto con anterioridad. Los mismos ojos que me habían acechado, que me habían estado vigilando durante varias noches. Y ahora, con la luz de los faros era capaz de verla con claridad. Una mujer cuyo rostro lo ocultaba bajo una máscara negra, pero sus ojos seguían siendo visibles en la oscuridad de la noche. Vestía de negro para así camuflarse con facilidad.
_ Sujétate bien._ Ordenó Katrina. 
 _ ¿Qué está ocurriendo?_ Pregunté aterrorizada.
Ella ocultaba sus emociones con facilidad. Me resultaba complicado saber lo que pensaba en esos momentos. Ni siquiera las gotas de lluvia que caían con fuerza conseguían molestarla.
_ Debéis deteneros._ Dijo la voz de aquella mujer.
_ ¡Jamás!_ Exclamó con decisión._ Tendrás que pasar por mi cadáver.
Antes de comprender sus intenciones, pisó con profundidad el acelerador, y mientras lar ruedas chirriaban en el asfalto, nos abalanzamos contra aquella mujer hasta que el coche la golpeó y ésta voló por los aires.  No se detuvo. Siguió a la misma velocidad hasta que hubo kilómetros y kilómetros que nos separaban de aquella figura.

No recuerdo los minutos que estuvo conduciendo, puede que quizá se tratasen de horas. Pero durante el trayecto solo reinó el silencio. No hubo preguntas por mi parte, ni tampoco explicaciones por la suya. Quizá era mejor de esa manera.
Detuvo el coche, escondiéndolo entre unos matorrales. Salió del vehículo y me agarró del brazo, obligándome a salir. Volvió a arrastrarme, caminando por un pequeño sendero que llevaba a una playa desierta, que durante años había estado cerrada al público. Cuando estábamos próximas al mar, se detuvo y soltó mi brazo. Se quedó observando con fascinación el mar oscuro y yo me quedé detrás a la espera de una explicación o de una respuesta.
_ Perdóname.
Me quedé helada ante una palabra que nunca pensé escuchar de sus labios. ¿Por qué debía perdonarla? Ella me había salvado la vida por segunda vez. No creo que ella fuera la que debía pedir perdón.
_ Me has salvado la vida por segunda vez._ Le recordé.
_ Te he puesto en peligro desde el primer momento._ Explicó. Aunque parecía estar hablando consigo misma.
_ No te comprendo._ Me sinceré.
_ Yo…
Se volvió para mostrarme las lágrimas de sangre que se deslizaban por su rostro. Separó sus labios para pronunciar unas palabras que nunca pudo decir a causa de aquella mujer de cabello blanco que apareció nuevamente. Se abalanzó sobre ella, apartándola de mi lado. Las dos comenzaron a pelear bajo la lluvia, sin que ésta resultase un obstáculo para dos seres entrenados para acabar con la vida del otro. Sentí miedo por ver morir a Katrina. Era mi mejor amiga, y no quería perderla. Quería ayudarla pero ella me detuvo. Saltó intentando golpear con una patada a aquella mujer que también saltó para intentar esquivarla. 
 Sin duda, ambas tenían experiencia en el combate y cada golpe que propinaban o esquivaban lo demostraban.
Pero, después de varios minutos de una pelea interminable, Katrina consiguió tumbar a aquella mujer. Se colocó encima de ella y, segundos más tarde, la golpeó con todas sus fuerzas a pesar de los intentos de la mujer por esquivar sus puñetazos. 
 La pelea estaba ganada, o eso pensé, hasta que sentí un fuerte dolor en la mejilla y todo se volvió oscuridad. Escuché a Katrina gritar mi nombre con desesperación y angustia, y después solo se oyó el sonido de la lluvia. No veía nada pero si podía sentir y escuchar. Estaba tirada en el húmedo suelo hasta que unas manos frías como el hielo me levantaron y me sujetaron. 
 La lluvia seguía mojando toda mi piel. Incluso, escuché como arrastraban el cuerpo de Katrina. Quería abrir los ojos pero era incapaz de lograr tal fin. ¿Qué estaba sucediendo?
Cuando la lluvia cesó dejó que la sensación de amanecer me cubriese como una manta cálida y seca, para así anunciar su llegada. 
 La lluvia se detuvo cuando aquella trágica noche se dio por finalizada.  

2 comentarios:

Carol Simmer dijo...

Increible el capítulo, vaya forma de dejarme con a intriga!! ¿Qué pasará ahora? No me esperaba que la vampiresa del pelo blanco y el otro atacasen a Katrina o.o

¡¡Sigue pronto con el siguiente capi que ya tengo ganas de saber qué pasará!!

Noemy dijo...

Gracias guapa por tu comentario. Aún me quedan algunas sorpresas en la manga jajajaja. De verdad que me alegro que te guste esta intriga y te aseguro que habrán algunas más.

¿Qué hora es?


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