Aqui traigo el capitulo 7. Ahora la situación de Siera se complicará, pero eso se verá más adelante (a partir de este capitulo). Espero que os guste.

Capitulo 7

La necesidad de alimentarme estaba creciendo, hasta el pundo de sentir dolor por ello.
 Temía por la vida de cualquiera que se cruzase en mi camino. ¿Podría evitar una masacre si eso ocurriese? Katrina ya me lo había advertido. A una neófita le resulta más complicado controlar sus ansias de sangre. Debe transcurrir bastante tiempo para lograr controlarlas, el tiempo que yo no tenía en ese momento. Corrí, alejándome del instituto. 
 Busqué con la mirada cualquier establecimiento de comida que se encontrara cerca pero no había ninguno. Seguí corriendo, a pesar de lo difícil que resultaba hacerlo cuando el dolor se intensificaba. ¿Cuándo finalizaría todo esto? De repente, una frase me vino a la mente: “El dolor se puede borrar con el poder de la mente” ¿Podría ser cierto? Bueno, el momento en el que escuché aquella frase me reí pensando que era algo absurdo pero…. Me detuve un momento. Cerré los ojos. Respiré profundamente, relajando todo mi cuerpo. Intenté borrar cualquier pensamiento. Me sentía un poco estúpida haciendo eso en plena calle, pero el dolor desapareció. Lo había logrado. Por fin podía controlarlo. Ya no tendría que temer por la vida de aquel que se cruzase por mi camino.
De pronto un aroma exquisito me envolvió aclamando toda mi atención. Era como si me hipnotizara con su encanto y me abrazara con tantas fuerzas para no dejarme escapar. Una sensación tan especial. Comencé a olfatear en busca de su ubicación. Pero no era lo único que percibía con tanta claridad. El sonido de unos pequeños golpes, los escuchaba como si estuviesen sonando cerca de mi oído. Resultaba ser tan encantador y dulce, como una melodía que solo unos pocos eran capaces de escuchar con atención. Caminé en su busca. Me llamaba a gritos. Aclamaba mi atención. Hasta que la encontré y todo se volvió oscuridad.
Abrí los ojos como si despertara de un sueño que no pudiese recordar, pero deseé no haberlo hecho. El horror me golpeó con tanta fuerza que apenas sabía si todo lo que se encontraba delante de mí era producto de una mala pesadilla. 
 Tanto mis manos como mi rostro estaban manchadas de sangre. Sangre que procedía del animal muerto que se encontraba tirado a mis pies como si fuese basura. ¿Qué había hecho? ¿Cómo pude ser capaz de hacerlo? 
 Solo se trataba de un perro, un animal que había sido víctima de mi sed incontrolable. ¿Cómo pude estar tan equivocada? ¡Ninguna estúpida técnica podría evitar una masacre como esa! Nadie podía estar a salvo si volvía a ocurrirme lo mismo. Ingenua fui al pensar en la posibilidad de volver a empezar una nueva vida. Ya no podía. Era inevitable. Me entraron ganas de vomitar, o puede que solo fuese miedo, y nada más que miedo. Me levanté, y sin mirar a mi alrededor salí corriendo lo más deprisa que mis pies me permitían. Quería huir de aquello. Necesitaba hacerlo para borrar la imagen de mi cabeza. Se trataba de un animal y no de una persona, pero se trataba de un ser vivo. Una muestra de lo que podía hacer inconscientemente. Debía tomar una decisión lo más deprisa posible. Mientras corría pensé en volver a encontrarme con Katrina. Ella podría consolarme. Podría facilitarme una solución para evitar que volviese a ocurrir. Sin duda, podría ayudarme.
Llegué a casa antes de que terminase de anochecer. Corrí hacia el salón esperanzada de verla sentada en uno de los sillones o en el sofá, pero no estaba. ¿Por qué no había venido? Me lo prometió. Decidí darme una ducha. Seguramente ella aparecería más tarde. Aún debía ser paciente.
Mientras el agua caliente caía sobre mi cuerpo, un presentimiento apretó mi pequeño corazón. ¿Cómo no me di cuenta de ello? Sus palabras surgieron en mi mente para recordármelas. “No puedo asegurarte que te saldrá bien pero estaré ahí si ocurre lo que menos esperas para ofrecerte mi ayuda. No pienso abandonarte.” Pero ella no estaba.  Debía esperar, ser paciente. Ella nunca me abandonaría porque lo prometió. Sin embargo, ¿por qué tenía aquel presentimiento? Sentía como si algo fuera mal y era incapaz de verlo. Deseaba tanto verla. Las lágrimas surgieron de la nada. 
 ¿Por qué lloraba? Aún no había motivo para ello. Respiré profundamente, intentando tranquilizarme. Salí de la ducha, rodeando mi cuerpo con la toalla que estaba colgada en el toallero. Me quedé enfrente del espejo. Temía ver mi rostro reflejado. Intenté ser fuerte y verme reflejada pero… caí al suelo. 
 Me abracé como una niña pequeña a la espera de que ella regresara. ¿Por qué aún no había regresado? ¿Por qué no había cumplido su promesa?
_ Katrina, Katrina, Katrina._ Repetí su nombre como si fuese una súplica. Necesitaba verla más que nunca por culpa del miedo que no podía evitar sentir._ Katrina, ¿por qué me has abandonado?_ Lloré, desahogando mi alma en cada lágrima de sangre que mis ojos derramaban._ Seguía teniendo miedo por mi nueva naturaleza, porque sabía lo que era capaz de hacer inconscientemente. Ahora quedaba una pregunta en el aire que aún sigo esperando su respuesta, ¿Cuándo terminará esta pesadilla?
_ “Tranquila, mi niña”_ Susurró una voz tan dulce y cálida._ “No temas, pronto todo acabará”_ Volvió a susurrar. De alguna manera su voz consiguió deshacer cada una de mis penas.

 Cuando desperté me encontré tumbada encima de la cama. Aún seguía llevando la toalla envuelta en el cuerpo. ¿Cómo había llegado hasta ahí?
 Alguien me había llevado en brazos hasta la habitación. ¿Quién podía haber sido?
_ ¡Katrina!_ Grité emocionada por la idea de volver a verla.
Me levanté de la cama pero cuando vi el sol aparecer tras la ventana comprendí que por más que la buscase, ella no se encontraba en casa. Entonces, ¿podría haber sido ella la que me tranquilizó? No. Esa voz no le pertenecía a Katrina. Esa voz me resultaba familiar. Una voz que apareció cuando más lo necesitaba. Entonces, el presentimiento era cierto. Ella no apareció en la noche. Ella no cumplió su promesa. ¿Por qué?
Me quedé enfrente de la ventana de mi habitación, observando el modo en el que los rayos del sol iluminaban todo a su paso. Pero mis ojos no obedecieron porque se quedaron clavados en la ventana de la casa de al lado para observar a Kevin tocar la guitarra. 
 Y el sonido que sus dedos emitían al tocar las cuerdas era un sueño hecho realidad. Sin duda, la mejor canción que había escuchado en toda mi vida. ¿Cómo una persona de apariencia dura puede tocar una canción llena de unos sentimientos tan dulces y a la vez envueltos en una gran tristeza? Tal vez, las personas no son lo que parecen. Tal vez, yo estoy equivocada con las personas. Tal vez, yo sea la única extraña en este mundo.
_ ¡Siera, ya he vuelto!_ Exclamó Eliss.
¡Oh, no! Ella había regresado antes de lo esperado. Si me encontraba toda cambiada…,¿cómo podría explicarlo? Escuché sus pasos acercándose, se aproximaban a gran velocidad. Segundos más tarde, se encontraba subiendo por las escaleras. Debía pensar algo rápido. Apareció tras la puerta. Podía escuchar girar el picaporte. ¿Qué podía hacer?
_ Siera ¿Sigues durmiendo?_ Preguntó mientras lentamente abría la puerta.

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